Tener unos dientes blancos es un anhelo en muchas personas que buscan mejorar su aspecto.

Una sonrisa ‘blanca’ favorece nuestra imagen y transmite sensación de salud, higiene… En definitiva, es agradable.

Pero antes de nada, lo primero que debemos saber es que los dientes no son totalmente blancos. Tienen siempre un color. Y luego hay factores que hacen que sean más claros o más oscuros (consumo de café, tabaco…). A este fenómeno los dentistas le llaman saturación. Así, los dientes más claros son aquellos cuyo grado de saturación es más bajo.

Todas las dentaduras se manchan con el tiempo. Esto es inevitable. Al principio son más claras y el uso hace que vayan ganando color, que se saturen.

Los tratamientos de estética y blanqueamiento son más efectivos cuanto más saturados estén los dientes.

Las visitas regulares al dentista son importantes porque ayudan a mantener los dientes y las encías sanos.

Las visitas se componen de dos partes: la revisión y la limpieza.

Durante la revisión, el profesional examinará de manera general la boca para descartar cualquier problema. Y durante la limpieza, eliminará la acumulación de placa bacteriana y sarro, y es posible que opte también por un pulido de los dientes.

Se recomienda acudir al dentista al menos dos veces al año.

Se recomienda beber abundantes líquidos a lo largo del día. Más de 2 litros: agua, infusiones, zumos, leche, batidos, etc.

Utiliza la pasta de dientes que nosotros te indiquemos. No uses ningún líquido para hacer enjuagues. En caso de necesitar alguno, nosotros le indicaremos cuál.

Debes mantener una buena higiene de la boca. Cepillarte los dientes al menos 3 veces al día, tras cada comida. Cepíllate con precaución y suavidad para no lastimarte con el cepillo. Utiliza un cepillo de nylon de dureza suave y de cabeza no muy grande para llegar a todos los lugares de la boca.

No mordisquees lápices, palillos, etc., y evita introducir objetos en la boca con los que puedas lastimarte. No te muerdas las uñas. Evita comer alimentos duros (pan duro, frutos secos, mariscos, etc.). Mastica despacio y con precaución para no provocarte heridas.

No comas alimentos muy ácidos, picantes, o muy calientes. Si tomas zumos ácidos, hazlo con una pajita.

Come variado y sano: verdura, fruta, legumbres, pescado, carne, etc. Consume, si es posible, 5 unidades al día de fruta y/o verdura.

Si tienes prótesis, mantenlas limpias, quítatelas por la noche y colócalas en un recipiente con agua y una pastilla desinfectante (1/2 cucharadita de detergente en polvo).

No fumes ni consumas alcohol.

Utiliza la medicación tal y como te han indicado los profesionales.

Y si tienes cualquier duda respecto a estas instrucciones, llámanos.

Elegir dentista en Bilbao puede parecer algo difícil. No tanto por la oferta existente, sino por las dudas que pueden surgirte a lo largo de tu proceso de búsqueda.

Puede que lo que estés buscando sea un dentista barato, pero cuidado, ¡no existen! No podemos olvidar que estamos hablando de la salud, de tu salud bucodental. Una de las recomendaciones que te hacemos es que compares planes de tratamientos y presupuestos y precios de diferentes dentistas. Si las diferencias son muy grandes, ¡atento!, lo barato siempre acaba saliendo caro.

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Desde el nacimiento del bebé, el pediatra o puericultor se encarga de vigilar el desarrollo y crecimiento del niño/a, incluidos los dientes y resto de estructuras de la boca.

En caso de anomalías severas, será el pediatra quien remita al niño/a una consulta especializada de Odontopediatría para valoración y tratamiento.

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En nuestra clínica aconsejamos que los niños/as a partir de 5-6 años acompañen a sus padres cuando acuden a una revisión o tratamiento. Jugando con los niños/as y mostrándoles lo que se hace en la consulta conseguimos que se familiaricen con la rutina de la clínica y que pierdan el miedo a ser tratados.