-Los síntomas más comunes son el enrojecimiento de la encía, el sangrado y/o la supuración
-Y aunque no se aprecie sintomatología, es muy importante realizar un exhaustivo control periódico del estado de los implantes
La periimplantitis es un proceso inflamatorio que afecta a los tejidos que rodean al implante, como son la encía y el hueso, que cursa con la pérdida del hueso que soporta el implante. Los síntomas más comunes que nos tienen que poner en alerta son el enrojecimiento de la encía, sangrado y/o supuración. Y aunque no se aprecien dichos síntomas y el paciente no haya padecido antes algún problema en las encías, es importante realizar un exhaustivo control del estado de los implantes, en el que además de la exploración clínica se efectúen radiografías de manera periódica para comprobar que todo está bien.
Entre los factores causales más importantes de la periimplantitis se encuentran la placa bacteriana y el estado periodontal del paciente. La presencia de dientes con patología periodontal activa es un factor de riesgo para que se produzca la periimplantitis, ya que existe paso de patógenos de dientes a implantes.
Una pobre higiene o fumar afectan directamente en la etiología de este proceso, por lo que se aconseja realizar un cuidado de los hábitos personales que favorezca la salud periimplantaria.
Tratamiento de la periimplantitis
Una vez que se ha realizado un diagnóstico, se procederá a planificar el tratamiento. Aunque existen varios protocolos de actuación dependiendo del caso, el primer paso siempre es disminuir la inflamación de los tejidos mediante la descontaminación de la superficie de dientes e implantes, es decir, se procede a limpiar los dientes e implantes para disminuir la carga bacteriana. Además, se modificará la forma de la prótesis en caso necesario con el objetivo de hacerla más accesible a la higiene. Posteriormente, se fijarán las citas de controles para reevaluar el tratamiento realizado y se irán planificando los siguientes pasos.