Las prótesis dentales se utilizan para suplir la pérdida de dientes por diferentes motivos: caries, periodontitis, traumatismos… Esta ausencia de dientes es, a su vez, origen de problemas que conviene atajar lo antes posible.
Por un lado, la falta de un diente hace que los contiguos puedan cambiar de posición y abandonen su espacio natural, modificándose la forma de masticar. Se produce, así, una desorganización estructural de la oclusión. Y los espacios que se generan por la falta de dientes, esas ‘brechas’ por la nueva disposición de la oclusión, hacen que los dientes que quedan puedan sufrir sobre-esfuerzos y, como consecuencia de ello, estén más expuestos a la periodontitis. Y, por otro lado, también están los problemas de orden estético.
Lo ideal para solucionar estos inconvenientes son las soluciones protésicas. Hay dos grandes grupos:
Fijas (prótesis fijas dentales) o removibles (prótesis removibles dentales). La clasificación hace referencia a que se deban o no retirar de la boca para su limpieza.
Las prótesis fijas van insertadas de tal forma que no hay que retirarlas de la boca para limpiarlas. Están sujetas a la mandíbula o maxilar por medio de implantes o cementadas a los dientes naturales que hay en la boca, a los que hay que realizar generalmente algún tipo de tratamiento o tallado. Estas prótesis fijas no requieren de un mantenimiento particular y se limpian de modo similar al resto de los dientes.
Las prótesis removibles se utilizan de forma provisional o transicional, hasta que se puedan colocar las prótesis fijas. Estas prótesis removibles, que pueden ser parciales o totales, van sujetas dentro de la boca mediante retenedores o ‘ganchos’ a otros dientes. Y cuando no hay dientes a los que ‘agarrarse’, se utilizan adhesivos. Requieren de un mantenimiento frecuente por parte de los técnicos de la clínica dental, unos controles periódicos en los que se tratará la limpieza de las prótesis y otro tipo de operaciones destinadas a evitar que se desajusten y dañen la mucosa o los dientes naturales en los que se apoyan y que aún quedan en la boca.
Es posible que este tipo de prótesis, con el tiempo, requieran adaptaciones, rebases, ajustes de retenedores, cambio de los dientes protésicos desgastados, composturas, etcétera.
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