Estos productos son efectivos solo contra las manchas de la superficie del esmalte que provocan el tabaco, el café o el vino tinto
Vemos un tono en el color de nuestros dientes que no nos gusta y decidimos que tenemos que hacer algo. Pero ¿qué exactamente? Por regla general, en un primer momento solemos descartar los tratamientos blanqueadores por caros y molestos (pedir cita en el dentista, encontrar un hueco en la apretada agenda…) y nos lanzamos a soluciones más ‘asequibles’. Por ejemplo, una pasta dental blanqueadora. Ahora bien, ¿estos productos son realmente efectivos?
La respuesta es que mucho menos de lo que prometen sus fabricantes en las publicidades. Vamos, que no hacen milagros. Y menos aún si no se abandonan los hábitos que hacen que nuestros dientes se oscurezcan más rápidamente (tomar café, vino tinto, té, fumar…).
En realidad, estas pastas blanqueadoras solo son efectivas con las manchas de la superficie del esmalte, es decir, las provocadas por ese grupo de productos mencionados que hacen nuestros dientes más oscuros. Contra la suciedad de las capas más internas, generada principalmente por el paso del tiempo, estos productos no hacen nada. En esos casos, quien quiera una sonrisa menos saturada deberá de recurrir a tratamientos de estética Dental.
Por otro lado, algunos los dentífricos blanqueadores contienen abrasivos en exceso que con el tiempo pueden llegar a destruir el esmalte. Estos abrasivos son necesarios para eliminar las manchas de café, etcétera, pero en cantidades pequeñas. De cara a atenuar las posibles consecuencias negativas de las pastas blanqueadoras, muchos expertos recomiendan alternar su uso con las pastas comunes.