-El gran objetivo de este tratamiento es reducir el nivel de ansiedad del paciente y facilitar, así, al profesional la realización de su trabajo
-La sedación NO es una anestesia general; la diferencia está en el nivel de consciencia del paciente
Hace no muchos años, hablar de la visita al dentista era hablar de nervios, dolor y ansiedad. Por suerte, hoy en día esto ha cambiado radicalmente y una cita con la clínica dental no suele ir más allá de una cierta incomodidad para mantener la boca abierta mientras el profesional (odontólogo, estomatólogo o cirujano oral) realiza el tratamiento necesario.
Sin embargo, todavía quedan personas que no superan sus fobias y a quienes el hecho de acudir al dentista les sigue suponiendo una auténtica tortura. En estos casos, para llevar a buen término el tratamiento odontológico puede que resulte necesaria una ayuda extra: la sedación.
El objetivo principal de la sedación en un gabinete odonto/estomatológico es reducir el nivel de ansiedad o los miedos que el tratamiento pueda originar en el paciente. Asimismo, permitirá hacer más confortable el sometimiento a determinados tratamientos largos y/o complejos.
La sedación no es una anestesia general. La principal diferencia entre ambas es el nivel de consciencia del paciente. En la sedación (aunque sea profunda), el paciente responde a estímulos dolorosos, mientras que en la anestesia general no responde a ningún estímulo.
¿Cuándo hay que sedar en odontología?
Los profesionales nos planteamos sedar a un paciente en las siguientes situaciones:
o Cuando el grado de ansiedad es alto.
o En tratamientos muy largos, complejos o traumáticos.
o Con pacientes que ante una situación de estrés puedan desencadenar un proceso agudo (angina, infarto de miocardio, accidente cerebro-vascular, epilepsia).
o Con pacientes con enfermedades físicas o psíquicas que impiden el tratamiento por métodos convencionales.
o Con niños y adultos en general no colaboradores que, en caso de realizarse el tratamiento odontológico con ellos, existiría riesgo de se produjeran consecuencias graves.
¿Cómo realizar la sedación en odontología?
Hay dos caminos:
1) La técnica más usual es prescribir unas benzodiacepinas orales (pastillas) como pre-medicación, o bien mediante una vía sanguínea administrarlas directamente en la clínica. Hay muchos compuestos y derivados (Diazepam, Lorazepam, Triazolam, Midazolam…..) que pueden ser utilizados para este fin. Se diferencian unos de otros en el tiempo que tardan en hacer efecto, en la durabilidad de su efecto y en lo que tardan en eliminarse. Hay que ajustar la dosis efectiva para cada paciente. A veces no se consigue en la primera visita. Y hay pacientes en los que la administración de estos fármacos está contraindicada.
2) Sedación con óxido nitroso y oxígeno. Mediante unas gafitas nasales se aplica una mezcla de estos dos gases hasta conseguir la relajación del paciente. Es muy seguro y en caso de problemas el efecto se revierte rápidamente. Con este método no se consigue una sedación profunda, pero se puede lograr un grado de relajación que permita al paciente ayudarnos a terminar con éxito el tratamiento.
Si cualquiera de las dos técnicas anteriores fuesen insuficientes o estuvieran contraindicadas por algún motivo, solo nos quedaría la anestesia general.