¿Sientes dolores de mandíbula? Si estás leyendo este post, es muy probable que así sea. Y en ese caso, debes saber que dicho dolor puede ser debido a un trastorno de la articulación temporomandibular (TATM). Esta articulación está justo delante de la oreja y a menudo el paciente cree que el dolor tiene su origen justo ahí y que es consecuencia de algún problema en el oído. Sin embargo, no es así.
La articulación mandibular, su menisco o disco, está sometida a continuos movimientos (cada vez que masticamos, por ejemplo) y a otros cambios hormonales o funcionales. Y al igual que el resto de articulaciones del cuerpo, se puede resentir y sufrir artritis, artrosis, fracturas… El dolor de mandíbula puede tener también un origen muscular: por rotura de alguno de los tendones que mueven la mandíbula, por fibromialgia…
Aunque no estamos ante un problema grave (una de cada tres personas lo sufre en algún momento de su vida), lo cierto es que es molesto por el dolor y por ser repetitivo. También se sabe que estos dolores mandibulares afectan mucho más a las mujeres que a los hombres (de cada 10 afectados, 9 son del género femenino), se cree que por factores hormonales (mayor producción de estrógenos), porque sus ligamentos son más débiles y por estar más expuestas a las manifestaciones psicosomáticas del estrés.
La adolescencia es un periodo especialmente propicio para sufrir estos dolores de mandíbula. De hecho, hasta un 40% de estos jóvenes los llegan a padecer. En el origen suelen estar hábitos masticatorios incorrectos, como mascar chicle, masticar cosas duras, morder lápices, las uñas… Y otra causa es el apretamiento de los dientes por estrés, tanto diurno como nocturno (bruxismo).
Respecto a los síntomas, los más frecuentes son:
1. Dolor delante del oído y zonas cercanas. La articulación está en la zona anterior de la oreja y el paciente puede interpretarlo como dolor de oído
2. Dolor o sensibilidad en la mandíbula
3. Dolor facial sordo
4. Dificultad o molestia al morder o masticar. Bloqueo mandibular
5. Chasquido al masticar o al abrir la boca
6. Sensación de roce y de chasquido al masticar o al abrir la aboca
7. Disminución de la capacidad de abrir o cerrar la boca, con o sin dolor
8. Dolores de cabeza
En muchos casos, el dolor de mandíbula desaparece por sí solo, sin necesidad de tratamiento. Y suele ocurrir también que, una vez extinguida, la molestia reaparezca de nuevo en el futuro.
Algunas medidas de prevención de los dolores de mandíbula:
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- 1. Mantener una postura adecuada, sobre todo si se trabaja todo el día ante un ordenador. Hacer pausas con frecuencia para cambiar de posición, descansar las manos y los brazos y aliviar los músculos estresados y contraídos:.
- 2. Aprender técnicas de relajación para reducir el estrés general y la tensión muscular. Yoga, masajes corporales o de los músculos afectados, baños calientes… Cualquier técnica que relaje (tocar un instrumento, leer, pasear..) está recomendada
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- 3. Evitar comer alimentos duros y mascar chicle
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- 4. Beber abundante agua todos los días y dormir bien
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- 5. Una dieta equilibrada, con aporte de magnesio (verduras, frutos secos, pescado, cereales, aguacate…)
- 6. Practicar ejercicio varias veces a la semana puede ayudar a relajarse, fortalecer el cuerpo e incrementar la flexibilidad
Si pese a lo anterior, el dolor de mandíbula persiste, el médico puede prescribir fármacos como antiinflamatorios, analgésicos o relajantes musculares. O bien ejercicios de apertura y cierre de la boca; la aplicación de calor húmedo sobre la articulación; o incluso un ajuste de la oclusión en caso de observar contactos inadecuados entre los dientes superiores e inferiores. En muy pocos casos se recurre al tratamiento quirúrgico. Tan solo cuando los tratamientos conservadores fracasan o en casos de dolores mandibulares insoportables.
Para establecer un buen diagnóstico es necesario que el especialista mantenga una entrevista con el paciente.
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