Los cuidados deben empezar a partir de los seis meses, cuando comienzan a salir los primeros dientes de leche del bebé
Cuando se es papá o mamá, hay tanto que aprender que casi no da tiempo a hacerlo. Son decenas las preguntas y muchas veces surgen sobre la marcha. Vemos que a nuestro bebé le han salido los primeros dientes y, repentinamente, nos asalta la duda: ¿cuándo hay que empezar a cuidar esos dientecitos? ¿Hay que dejar que se caigan los de leche y luego ya veremos? ¿Hay que hacer algo antes?
La respuesta es sí: hay que actuar mucho antes. En concreto, a los seis meses, justo cuando empecerán a aparecer esas primeras piezas diminutas. ¿Y cómo? Muy sencillo: cuando el bebé haya terminado de comer, le limpiaremos la boca con una gasa humedecida en agua, poniendo especial cuidado en las encías. Es recomendable asimismo visitar al especialista para que nos confirme que todo va bien, que los dientes están saliendo de manera correcta.
En contra de lo que se piensa, los dientes de leche son muy importantes. Entre otras cosas, van a ser determinantes en la correcta alineación de las piezas definitivas (los dientes de leche comienzan a caerse a los cinco o seis años, un proceso que puede alargarse hasta los once) y en el aprendizaje del habla. De ahí la importancia de que los pequeños desarrollen lo antes posible unos buenos hábitos de higiene bucal.
Cepillo adecuado
Hay que ir introduciendo en ellos, poco a poco, el uso del cepillo. Deberá ser un cepillo adecuado, de filamentos suaves, al igual que la pasta (puedes consultar al dentista sobre este aspecto). Primero, empezarás cepillándole tú, un par de veces al día y con suavidad, y luego podrás ir dejándole a él/ella, en un principio siempre bajo tu vigilancia. De este modo irá adquiriendo la costumbre. Pero, ojo, hay que enseñarles y esto exige paciencia.
A partir de los ocho años, los niños deben ser capaces de cepillarse los dientes ya ellos solos. Hasta ese momento, se recomienda vigilarles al hacerlo. Si no siempre, sí de vez en cuando. Primero, para asegurarnos de que se cepillan; y segundo, para comprobar que lo hacen bien. Es recomendable, si es posible, adquirir el hábito de limpiarnos los dientes con ellos. ¡Seguro que pasáis un rato divertido!